Los gases de efecto invernadero (GEI) actúan como una manta incrementando la temperatura en la superficie de la Tierra. Este es un efecto natural sin embargo debido a la huella de carbono humana; el clima global está cambiando mucho más rápido de lo que los animales y plantas se pueden adaptar. Cómo se va a adaptar la sociedad humana todavía es una pregunta abierta.
Para más detalles respecto a las causas e impacto del cambio climático lea Take the Green pill and I'll show you how deep the rabbit hole goes.
Hay muchos GEI distintos. El más común es el dióxido de carbono (CO2). Para hacer los cálculos más sencillos, normalizamos todos los números a equivalente de dióxido de carbono (CO2eq). Por ejemplo, 1 tonelada de metano tiene el mismo efecto de calentamiento que 80 toneladas de CO2, así que lo normalizamos a 80 toneladas CO2eq. En ocasiones lo abreviamos aún más refiriéndonos a él simplemente como carbono, que es un término que se suele usar para referirse a todos los GEI.
El objetivo establecido por el UN IPCC y aceptado y ratificado por 195 estados en el Acuerdo Climático de París es reducir la polución de carbono para que el incremento de temperatura se estabilice en 1.5 °C en 2100.
El incremento de temperatura en la Tierra depende de la cantidad total de carbono que tenemos en nuestra atmósfera, no del ritmo al que estamos emitiendo. Para detener completamente el ritmo de incremento de temperatura, necesitamos parar de añadir carbono a la atmósfera o alcanzar cero emisiones netas.
Cero emisiones netas significa que por cada gramo de carbono que emitimos debemos extraer un gramo, para que la masa de carbono en la atmósfera permanezca fija.
Para alcanzar esto, necesitamos movilizar la comunidad global. Necesitamos empezar a reducir inmediatamente nuestras emisiones de carbono con la meta de una reducción del 45% para 2030 y alcanzar cero emisiones netas en 2050.
Ser carbono eficiente es minimizar la cantidad de carbono emitido por unidad de trabajo.